jueves, 4 de octubre de 2012

LAS PIEDRAS



“Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina?” (Hebreos 12:7)
Todos lo que han tenido la oportunidad de estar a lado de un rio o de adentrarse a uno de estos, habrán podido observar la forma de las piedras pequeñas e inclusive de las grandes rocas. Todas son redondeadas y muy pocas de estas adoptan otras formas. Todas han sido tratadas a lo largo de prolongados procesos de fricción unas con otras o de la erosión del agua.
Tanto un proceso como el otro apunta a darles una forma que no es caprichosa o descabellada y por el contrario, como todo en la prefecta creación de Dios, tiene un propósito. Uno es el facilitar su desplazamiento, pues aunque no lo creamos, están en continuo movimiento y sería muy complicado si su forma fuera cuadrada o triangular. Otro es el de moderar la velocidad del agua a través de ellas, guardando las riveras de las crecientes y sirviendo por último de hogar para hongos, algas o los huevos de los peces al desovar.
De la misma manera Dios en su Todo poder, nos toma de una relación ausente y lejana para comenzar a moldearnos con propósitos específicos. Bien lo dice el verso de la Biblia, que Él nos trata como Padre amoroso a través de circunstancias y aún nos disciplina, para que todo lo que hagamos sea agradable a Su voluntad.
Bien sabido es que tenemos un Dios santo, santo, santo y este proceso nos ayuda a lograr la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14)  y que no lograríamos de otra manera, “Porque en otro tiempo éramos tinieblas, mas ahora somos luz en el Señor; andemos como hijos de luz” (Efesios 5:8).
Dios necesita cambiar nuestra vieja y viciada forma de vida, para lograr de este proceso nuevos individuos que como hijos obedientes, no nos conformemos a los deseos que antes teníamos estando en nuestra ignorancia” (1Pedro 1:14).
PREGUNTA: Ya ha logrado la forma que Dios necesita de usted?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –


martes, 2 de octubre de 2012

LA PODA



Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:1,2)
Cuando vemos una planta frondosa y llena de flores o frutos, es por que su jardinero ha cortado ciertas partes, que le han permitido retoñar y crecer. Este es un tratamiento de vital importancia en su vida, ya que aquellas que no son podadas, se desarrollan de manera lineal y en un raquitismo que las hace poco o nada productivas.
De la misma forma, Dios nos trata y no para en su proceso, hasta lograr de nosotros fruto. Muchas veces es doloroso, así como debe serlo para la planta, perder un pedazo de si. El Señor necesita limpiar nuestras vidas, de todo aquello que impide una relación fluida con Él. Algunas veces serán pequeños vicios o hábitos de los que podemos prescindir sin dificultad; pero en otras ocasiones, debe retirar elementos o personas tan arraigadas a nuestra forma de vida, que pensaremos no lograrlo; pero Él no permite cargas más grandes de las que podemos soportar.
Esto es parte de nuestra experiencia Cristiana y la Biblia dice que nada ni nadie puede estar por delante de Dios en nuestra vida. Nada ni nadie! “El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí” (Mateo 10:37)
Cualquier cosa que Dios estime como un peligro para nuestro futuro espiritual, será retirado y nuestra confianza debe estar en Sus sabias acciones; siempre tendientes a mostrar su infinito amor por nosotros y habilitarnos para llevarnos un día En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros” (Juan 14:2) 
PREGUNTA: Quién o qué puede estar estorbando su relación con Dios?
MEDITELO Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 –