“Así que, todas las cosas que queráis que los
hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12)
Este
importante principio dejado por el señor Jesús, debería ser parte de nuestro
diario desempeño en la casa, el colegio, el trabajo o en la calle. Cómo tratamos
a los demás? El ser humano está acostumbrado a una reacción frente a una acción
y aunque el mundo funcione así, esto no quiere decir que los hijos de Dios
hagamos lo mismo y menos cuando tenemos una gran cantidad de principios que nos
hablan del cuidado por el de al lado:
“No hablarás contra tu prójimo” (Éxodo 20:16), “No
codiciarás la casa de tu prójimo,
la mujer, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de
tu prójimo” (Éxodo 20:17), “No oprimirás a tu prójimo,
ni le robarás” (Levítico 19:13), “No
atentarás contra la vida de tu prójimo” (Levítico 19:16), “no engañe ninguno a su prójimo” (Levítico
25:17), “No
dirás falso testimonio contra tu prójimo” (Deuteronomio 5:20), “No digas a tu prójimo: Anda, y vuelve, Y mañana te
daré, Cuando tienes contigo qué darle” (Proverbios 3:28)
Será que hace falta
recurrir a más citas bíblicas, para entenderlo?. Sin embargo, Dios conciente de
nuestra imperfección, nos da entre otras, una herramienta para cuando se dan
estos casos: “La blanda respuesta
quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor”
(Proverbios
15:1). Esta es una solución; pero no quiere que nos quedemos ahí, el Señor nos
dice que: “El justo sirve de guía a su prójimo” (Proverbios 12:26), que podemos traer sobre nosotros mal cuando lo
hacemos a otros: “Maldito el que redujere el límite de su prójimo” (Deuteronomio 27:17) y que debemos hacer lo que dice el segundo
mandamiento: “amarás
a tu prójimo como a ti mismo. Yo
Jehová” (Levítico 19:18).
Pero como a Dios no le gusta quedarse corto en nada de lo
que hace, Él quiere que realmente mostremos la diferencia: “Oísteis que fue dicho: Amarás
a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero
yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os
ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos
de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y
buenos, y que hace llover sobre justos e injustos” (Marcos 5:43-45).
PREGUNTA: Alguna vez contemplo estas citas con su vecino?
MEDITELO
Y DECIDA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN
REINA-VALERA 1.960 –