martes, 7 de junio de 2011

RADICALES



Somos o no somos? Esta fue la pregunta que hizo nuestro hijo Juan cuando tenía 4 años de edad y era llevado por su maestra de escuela dominical delante de nosotros. Infructuosamente trataban de vestirlo de algún personaje bíblico en la iglesia donde nos congregábamos, y todo esto para distraer su atención y la de los demás niños en una fecha que lastimosamente se tiene  como inofensiva. Esta fecha es el 31 de octubre (noche de las brujas, de los niños o halloween).
Pregunta que constituyó un llamado de atención para nosotros como adultos y nos invita todavía hoy, a ser más radicales en nuestro estilo de vida.
El niño fue más allá de ser o no creyente en Cristo. Mostraba en su breve conocimiento, convicción frente a la realidad de hoy: “hasta los creyentes en muchos casos,  convivimos con lo que es claramente condenado por Dios”. “….No sabéis que la amistad con el mundo es enemistad contra Dios? (Santiago 4:4).
El corazón de un niño absorbe como esponja aquello que se le enseña, llámese bueno o malo y la posición de Juan estaba basada en lo que para él, constituía ir en contra de lo que Dios le enseña.
La sociedad de hoy acepta sin reparo todo tipo de comportamientos dentro de lo que se ha llamado respeto a la libre expresión, a la personalidad, a los derechos individuales y que ha pasado de ser libertad a libertinaje, para dejar de lado lo que Dios manda en la Biblia.
Actividades como la del 31 de octubre y muchas otras de apariencia igualmente inofensiva, tienen tal poder en la vida de niños, jóvenes y adultos, que no hay que esperar mucho tiempo para que se vean reflejadas en vidas entregadas al pecado.
Drogadicción, alcoholismo, tabaquismo, adulterio, fornicación, infidelidades, homosexualidad, mentira y otros; pero cómo quejarnos frente a lo que nosotros mismos hemos propiciado. “No sabéis que los injustos no heredaran el reino de Dios?  No erréis; ni los fornicarios, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los afeminados,……….ni los ladrones, ni los borrachos,………………….heredarán el reino de Dios”.(1 Corintios 6:9,10).
Gracias  a Dios, por que en el corazón de algunos niños y adultos, todavía hay una luz dentro de esta densa nube de oscuridad que nos rodea.

PREGUNTA: Qué tanto convivimos con las prácticas del mundo?


MEDITELO Y DECIDA YA!
- REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960 -

jueves, 2 de junio de 2011

PORQUÉ PECAMOS?




Este es un tema que nos concierne a todos. Cada mañana al calzarnos para salir a las actividades cotidianas, nuestro propósito es mantenernos  a lo largo del día, al margen de cualquier cosa que consideramos mala o desagrade a Dios en el caso de los creyentes. Sin embargo, encontramos que al regreso a casa y al quitarnos este mismo calzado para disponernos a descansar, hemos fallado en el intento.
Lo que hago y cómo lo hago, lo que digo y cómo lo digo, lo que pienso y cómo lo pienso. Aquellas cosas que tengo  incorporadas a mi vida como simples “malos hábitos”; pero que son producto de mi naturaleza caída en Adán, que en la Biblia tienen el claro nombre de pecado y nos define así: “No hay justo, ni aún uno” (Romanos 3:10)
Tal vez en algún momento de mi vida, alguien ha tratado de explicarme la razón de mi caída constante y compartirme la solución. No obstante, he preferido evadir mi responsabilidad y no queriendo escucharla, me sigo preguntando: ¿Por qué caemos?
El apóstol Pablo describe claramente nuestra condición: “…Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago……! Miserable de mí” (Romanos 7:15,25a)  En estos versículos y a lo largo de todo el libro de romanos, se explica el porqué. Otra cosa es que obstinadamente nos rehusemos a escuchar y a aceptar.
Sigue diciendo: ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?...Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro” (Romanos 7:24b,25a) y queda más claro aún, que la única solución efectiva para cambiar mi vida es el señor Jesucristo.
Qué debo hacer?
-       Reconocer mi condición de pecador:”Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).
-       Reconocer mi necesidad de Cristo: “ Jesús le dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mi” (Juan 14:6)
-       Recibir a Cristo en mi corazón: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser llamados hijos de Dios” (Juan 1:1)
Basado en esta evidencia bíblica, puedo decir con seguridad, que nunca podré hacer lo que agrada a Dios, si antes no me he puesto a cuentas con Él. Sólo cuando he aceptado a Cristo, el Espíritu Santo viene a morar en mí y me presta esa ayuda efectiva. Es importante tener en cuenta, que no lo voy a lograr sin su ayuda. No voy a alcanzar  perfección; pero sí tendré la posibilidad de dar una lucha eficiente contra del pecado. Dice la Biblia, que la perfección sólo se logrará, una vez que el Señor nos haya llevado y transformado; pero de esto hablaremos en otra reflexión.
Tal vez sea muy fácil ir por la vida haciendo caso omiso de esta verdad tan clara y pensando que esto no nos concierne a nosotros; pero qué habrá después de la muerte o qué pasará si el Señor Jesús viene hoy por Su iglesia?
PREGUNTA: Todavía cree usted que no necesita de Cristo?
MEDITELO Y DECIDA YA!
REFLEXIÓN BASADA EN LA VERSIÓN REINA-VALERA 1.960